Itinerario: Válor - Nechite - barranco río Nechite - La Barranca - río Mairena - Mairena - barranco del Prado - barranco del Cerro - Júbar - barranco del río Laroles - río Laroles - Laroles.
Recorrido: 13,2 kms. Lineal.
Dificultad: Media-Alta. Prácticamente todo el recorrido se realiza subiendo, aunque el trazado generalmente es rompepiernas, teniendo que atravesar frecuentemente barrancos. El piso es carril de tierra y sendero. Hay que adoptar precaución sobre todo en las bajadas pronunciadas, por lo que es muy conveniente el uso de bastones y de calzado adecuado. El índice de dificultad IBP es 54, por lo que se cataloga como de dificultad Media. Ver más datos IBP aquí>>>
Acumulado: 825 m subiendo; 710 m bajando.
Media: 3,7 kms/h
Tiempo en movimiento: 4 h 39 min
Descripción:
Comenzamos nuestro caminar en Válor, junto a la Iglesia Parroquial de San José, de claro estilo mudéjar, del siglo XVI.
En un costado de la plaza hay una antigua fuente de finales del siglo XVIII de la que mana un agua de un agradable frescor y estupendo sabor. La Fuente de la Plaza o de la Constitución.
Es el momento de repostar agua para el camino, aunque por suerte, no nos faltarán las fuentes a lo largo del recorrido.
Dejamos la Plaza y subimos por la Cuesta de la Fuente, para llegar a la carretera A-4130, que cruzamos a la altura del Restaurante El Puente (situado junto al doble puente de los Yesos: el de la carretera y el peatonal). Un poste nos informa que vamos hacia las Eras de los Corrales y el Sendero de los Castaños y un cartel también nos indica “Fábrica de Quesos” (quesos de cabra artesanos que en el Camino de la Sierra produce la Central Lechera Alpujarreña).
Empezamos una fuerte subida, por la calle Pozos, que nos lleva por el trazado del sendero GR-7 y que nos hace, poco a poco, ir cogiendo altura. La calle se hace carril. Surcamos las laderas del Cerrón (cumbre de 1.624 m.).
En poco tiempo, contemplamos bonitas panorámicas del blanqueado casco urbano de Válor, que cada vez vamos viendo más alejadas.
Dejamos el carril, y nos desviamos a la derecha, por un sendero, que sigue subiendo hasta llegar a una acequia que será nuestro hilo conductor y en la que aparecen hermosos castaños, algunos de ellos por desgracia secos. A partir de ahora la acequia será nuestra compañera y quien nos acompaña hasta Nechite.
Entramos en Nechite por el Barrio de Enmedio ó de Santa Lucía. Nos detenemos en la Fuente Martín (con un sólo caño de agua fresquita y que fue rehabilitada en 1983) para refrescarnos e hidratarnos… y después del agradable solaz, retomamos nuestro camino, pasando junto a la “Casa de los Santos” (una vistosa pensión rural situada en la Calle de la Fuente).
Nechite es uno de esos lugares que invita al paseo relajado, al disfrute de esa sensación de paz y de permanencia en el pasado que tantas veces sentimos al andar por los prácticamente deshabitados pueblos alpujarreños. Recorremos las silenciosas calles y tranquilamente nos vamos encaminando hacia el municipio de Nevada.
Dejamos el casco urbano de Nechite y pasamos junto a la Fuente del Rojo (en la que hace falta un jarrillo de lata, pues el caño está muy bajo… y cuesta agacharse y “hocicarse”...con comodidad…).
Vamos bajando hacia el curso del río Nechite y a la derecha, sobre la ladera, vemos los restos de un antiguo molino.
Con tristeza observamos la gran cantidad de castaños secos, víctimas de la enfermedad que se está cebando con ellos, dando lugar a una gran tragedia que no sabemos qué consecuencias, a la larga, puede tener en la zona.
Pero antes, hemos de salvar el profundo barranco por el que transcurre el río Nechite, claro, limpio, cristalino, con sus aguas sonoras y rápidas. Es de esos momentos en las que el caminante se siente privilegiado, al estar inmerso en naturaleza pura y grandiosa en toda su dimensión.
Una vez, cruzado el río, toca subir por una de esas típicas escaleruelas. Una vez cogida la altura suficiente, el panorama es espléndido y una vez más, nos lleva a sentirnos aves que contemplan desde arriba el hermoso paisaje: Mecina Alfahar a la izquierda, en el centro Válor y a la derecha, pegado a la ladera de la montaña, Nechite.
Salimos del gran barranco, entramos en el pago de la Viña y llega el momento de llanear entre chaparros y monte mediterráneo, rodeados de esparto, tomillo y oloroso romero, para ir acercándonos paulatinamente y salvando otro importante barranco por el que transcurre el río Mairena, hasta la población del mismo nombre.
Mairena forma parte del municipio de Nevada, al igual que Laroles, Júbar y Picena. De nuevo toca sumergirse entre calles estrechas (de la Ermita, de la Iglesia, …), de blancas casas con grandes terraos e enhiestas chimeneas, en donde el ciclo del agua que venimos observando se mantiene constante: el río cede su agua a la acequia que nutre a la fuente; cerca de ella, se construye el lavadero que vuelve a conducir el líquido elemento hasta otra acequia que llena la alberca. Siempre generando y dando vida, con ese primor y respeto ancestral hacia el agua.
Tras pasar junto a la Iglesia del Santo Cristo de la Luz (Siglo XV), salimos de Mairena, para dirigirnos hacia Júbar.
Después de salvar el Barranco del Prado y el del Cerro, entramos en el casco urbano de Júbar, haciendo una corta parada en la Fuente del Barranco (con un par de caños de agua fresquita, bancos de obra y una mesa redonda…).
Júbar es una población pequeña y bien cuidada que atravesamos meditativos, para no profanar el ambiente contagioso de sus silenciosas calles (del Humilladero, Real, …). Pasamos junto al Lavadero y su fuente aledaña y también junto a la “Casa del Agua” (Bayt Almaa), hasta llegar al extremo oriental de la población, a la sombra de laIglesia del Santo Cristo de la Columna.
Dejamos Júbar y tomamos un carril que sube y sube por el barranco del río Laroles. El pueblo de Laroles nos aparece al otro lado, imaginamos que al alcance de la mano, tan cerca y a la vez tan lejos. Un profundo barranco nos separa.
Cogemos dirección Norte, subiendo fuertemente, entre chaparros y grandes castaños, muchos de ellos secos, para a algo más de los 2 kms, dejar el carril, tomando ahora un sendero a la derecha que baja con pronunciadas curvas hasta el mismo cauce del río Laroles. Este tramo, debemos afrontarlo con mucha precaución, ya que aparte de la extrema pendiente de la bajada, en el piso abunda la piedra suelta y resbaladiza.
Una vez en el río, hay que vadearlo también con precaución. En este punto de cruce, el agua va rápida, saltarina y podremos disfrutar de bellas caídas de agua. Es un buen lugar para detenerse un meditativo momento a recuperar el aliento, a la vez que a disfrutar del sonoro y refrescante espectáculo.
Toca ahora, coger un sendero que va colgado de la ladera izquierda del río, y en el que también encontramos tramos de abundante piedra suelta. Hay vestigios de acequias muy antiguas y de conducciones de agua hasta abandonados molinos (del Zocato, del Estanque, de Marcos y de los Pericos), signo de una actividad muy importante en el pasado y que estuvieron en uso hasta el siglo XIX-XX.
Pasamos por las Eras de Laroles o del Zocato. Son cuatro antiguas eras de solería de cantos en disposición radial y con nervios de laja (la Alta ó del Monte; la Media o de los Rubios; la de los Pobres y la Baja ó del Pueblo), Entramos bajando, por el Barrio Alto de Laroles. Tranquilamente, finalizamos nuestro caminar por sus típicas calles, disfrutando de su paz y de sus fuentes, como la Fuente Cantarina, hasta llegar a la Plaza de la Iglesia, en donde se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, en donde damos por terminada esta etapa.