Justificación histórica: “El lugar de Válor está en dos barrios; el alto y el bajo; entrambos se alzaron el viérnes en la noche. Los cristianos clérigos y legos que allí moraban se recogieron, en sintiendo el alboroto, a la torre de la iglesia del barrio bajo, donde estuvieron con harto cuidado aquella noche. Los moros saquearon y robaron la iglesia del barrio alto y las casas de los cristianos; y otro día de mañana los cercaron en la torre, y asegurándoles Bernardino Abenzaba que no les harían níngún mal, los captivaron a todos; y desque hubieron destruido y robado también aquella iglesia, los llevaron maniatados a unas casas, y allí les predicaron algunos días la seta de Mahoma; y viendo que aprovechaba poco su predicación, porque todos decían que eran cristianos y que habían de morir por Jesucristo, sacaron los herejes a los hombres desnudos y maniatados fuera del lugar, y poniéndolos á terrero, les tiraron con arcabuces y ballestas”. (Luis del Mármol Carvajal - “Historia del rebelión y castigo de los moriscos del Reino de Granada”) “Los pueblos de Laroles, Bayárcal y Joprón hicieron causa común en la desgracia al sentir llegar sobre sí los efectos de la rebelión y la turba innumerable de monfíes. Visto que, de los tres pueblos, Bayárcal era el que tenía iglesia más fuerte, a ella se acogieron los vecinos de los tres, juntamente con dos beneficiados de Laroles, otros dos de Joprón y uno de Bayárcal. Nada menos que quince escuadras de sarracenos cercaron la iglesia. Aunque desconfiando mucho de la fidelidad de los enemigos, prometieron dejar la torre bajo promesa de la libertad y la vida. Con los cristianos bajados de la torre, a quienes pusieron desnudos en medio de la iglesia, comenzó una batalla prolija, y cien veces repetida, para que dejasen la fe. Dejaron para el fin a Jorge Enciso, Antonio y Alonso García, por ser ricos y poderosos. Se ensañaron con ellos de manera especial. Un golpe en el rostro con el pomo de una espada y otro en la cabeza que le arrojó en tierra, fue la respuesta de un cruel sarraceno. Y mientras él con lágrimas invocaba a Dios y a su Madre, le atan por los pies, obligando a Antonio y Alonso García, hijos del sacristán de Laroles, a que lo arrastrasen por la iglesia. El término fue que tanto éstos como Enciso, perdieron la vida a cuchilladas y estocadas”. (Mártires de la Alpujarra en la Rebelión de los Moriscos (1568) de Francisco A. Hitos)
“Mientras D. Juan se apercibia para salir a campaña, y asistía a las deliberaciones lentas de su consejo, Aben Humeya situado en el riñón de la Alpujarra con numerosos destacamentos rebeldes, se preparaba no solo para resistir, sino también para tomar la iniciativa en el ataque. Para ello mantenía frecuentes comunicaciones con los alcaides y alfaquís de la corte marroquí y de Argel; le halagaba enviándoles regalos de dinero y esclavos, y recibía en torno refuerzo de aventureros y armas de buena calidad. Para animar a los suyos circuló una proclama en que aseguraba que su amigo Aluch Alí, gobernador de Argel, y Abdalá el Jerife preparaban una poderosa escuadra, con cuyo socorro era infalible la victoria. Para dar impulso a la guerra y satisfacer la ambición de los fogosos guerrilleros que militaban bajo sus banderas, organizó una especie de gobierno civil y militar. Al Maleh encomendó el marquesado del Zenete y las fronteras de Guadix, Baza y río Almanzora; a Aben Abóo el partido de Poqueira y Ferreira; al Xavá la taha de Órgiba; a Aben Mequenum las de Luchar y sierras de Filabres y Gádor; a Girón de Archidona y al Rendati el valle de Lecrín y costa de Motril y Almuñécar, y a otros, diferentes partidos, entregándoles patentes con sello real: les dió instrucciones para que esquivasen batallas campales y fatigasen al enemigo con marchas rápidas y con una continua movilidad; les encargó que sublevasen de grado ó por fuerza cuantos lugares pudiesen recorrer, y nombró como consejeros y administradores de recursos de guerra a su tío D. Hernando el Zaguer, al Dalay, a Mocarraf, vecino de Ugíjar, y al Habaquí. Sólo Aben Farag quedó excluido porque aspiraba a destronar a Abén Humeya, y este deseaba haberle a las manos y ahorcarle”. (Historia de Granada, de Miguel Lafuente Alcántara).
Diego López (Abén Abóo), natural y vecino de Mecina Bombarón, era primo de Abén Humeya y sobrino de Hernando el Zaguer (alguacil de Cádiar). Fue uno de los primeros en sumarse a la rebelión.Habiendo dado refugio en su casa a Abén Humeya y al Zaguer, algunos oficiales del marqués de Mondéjar (con quien tenía acuerdo de tregua), rompiendo las salvaguardias, le sometieron a crueles tormentos que soportó con entereza.
“El marqués de Mondéjar destacó a los capitanes Álvaro de Flores y Gaspar Maldonado con 600 soldados y varios espías a cercar los lugares de Válor y Mecina, donde pernoctaban el Zaguer y Abén Humeya. Ambos se hallaban en Mecina, en casa de Abén Abóo, moro influyente que vivía con salvaguardia del marqués. Fácilmente hubieran sido presos sin la alarma causada por el tiro de un arcabuz escapado a un soldado. El Zaguer, con otro moro astuto llamado el Dalay, escaparon por una ventana; Abén Humeya acudió tarde y halló la casa cerrada. Entonces abrió de pronto las puertas, y como los soldados entrasen de tropel con grande oscuridad, él quedó escondido tras el umbral, y escapó por este ardid. Abén Abóo y sus criados fueron presos, y como el primero rehusase declarar el paradero de Abén Humeya y del Zaguer, fue compelido con un tormento indecoroso y bárbaro. Los cristianos saquearon a Mecina y regresaron a Órgiba, donde fueron reprendidos por el mal éxito de su comisión y castigados por sus rapiñas”. Miguel Lafuente Alcántara - “Historia de Granada”. El cronista Luís del Mármol Carvajal, detalla el tormento indecoroso y bárbaro, que sufrió Abén Abóo: “mandándolo colgar de los testículos en la rama de un moral (...) y teniéndolo colgado, que solamente se compensaba con los calcañales de los pies, viendo que negaba, llegó a él un ayrado soldado, y como por desdén le dio una coz, que le hizo dar un vayvén en vago y caer de golpe en el suelo, quedando los testículos y las vinzas (sic) colgadas de la rama del moral (...) mas este bárbaro, hijo de aspereza y frialdad indomable, y menospreciador de la muerte, mostrando gran descuido en el semblante, solamente abrió la boca para decir: "Por Dios que Abén Humeya y el Zaguer viven y yo muero", sin querer jamás declarar otra cosa”. No obstante éstas extremas muestras de lealtad, Abén Abóo no dudó en ponerse del lado de los enemigos de Abén Humeya, que lo acusaban de ser un déspota y de estar en tratos con los cristianos, además de ordenar asesinar a los turcos y norteafricanos que luchaban al lado de los moriscos granadinos.
“Los lugares de la Alpujarra, pacíficos y asegurados por cartas especiales, eran indignamente saqueados y sus vecinos muertos o reducidos a la esclavitud. Agraviados de estos ultrajes inicuos, los moriscos más dóciles y sumisos corrían a las armas y peleaban hasta morir o vengarse. Así ocurrió en Válor, donde los mismos vecinos, tranquilos el día antes, derrotaron a 800 hombres, la flor del ejército, acaudillados por los capitanes Álvaro de Flores y Antonio de Ávila, y pasaron a cuchillo a estos dos jefes y a casi toda su tropa. Éstos desórdenes acrecentaron el espíritu de rebelión y proporcionaron mayores fuerzas a Abén Humeya, el cual organizó nuevas compañías, las armó con los mismos arcabuces apresados a los vencidos, extendió sus correrías por todo el distrito de la Alpujarra, … , y condenó a muerte, no sólo a cuantos cristianos pudo prender, sino también a los mismos alguaciles y regidores moriscos, tibios en la defensa o sospechosos de alianza con los cristianos”. Miguel Lafuente Alcántara - “Historia de Granada”.
¿Una etapa o dos? Eso es algo que debe decidir el senderista. De Mecina Bombarón a Válor, hay algo más de 13 kms. Lo mismo que aproximadamente hay entre Válor y Laroles. Para los más andaristas, una etapa de 26 kms es perfectamente digerible, aunque es conveniente recordar que en La Alpujarra hay que atravesar profundos barrancos, luego el perfil no es llano y los acumulados tanto subiendo como bajando son considerables.
¿La dirección de la marcha? Hay diversas y variadas posibilidades, tales como hacer de Válor el centro histórico de la ruta por ser la cuna de Aben Humeya y hacer dos etapas por separado: Válor a Mecina Bombarón y luego de Válor a Laroles en otra jornada. Hay quien manifiesta que logísticamente es mejor ir de Mecina Bombarón a Laroles o viceversa.
Nuestra propuesta, basada en disfrutar intensamente del terreno, de los paisajes, de los lugares de interés natural e histórico, de la oferta gastronómica y sobre todo de las pausas y reposo en relajada charla con los lugareños, seria la de hacer la ruta en dos etapas o jornadas y siguiendo la dirección que en su día llevó la rebelión morisca, o sea, de oeste a este.