Justificación histórica: El levantamiento, acordado para el día 15 de abril de 1568, hubo de retrasarse: el Capitán General del Reino de Granada, marqués de Mondéjar, había sido informado del complot. Mondéjar logró interceptar dos cartas en las que el cabecilla Aben Daud solicitaba ayuda a los berberiscos norteafricanos. Remitió éstas cartas al rey Felipe II comunicándole la inminencia de la rebelión en el Reino de Granada y rogándole el envío de refuerzos de tropa o la suspensión de la Pragmática de 1567. Sin embargo, en la Corte se atribuía la alarma existente al temor de los cristianos frente a las acciones esporádicas de los monfíes en los pueblos y caminos de la sierra y de los corsarios berberiscos en la costa. Se acordó iniciar el levantamiento el día de Navidad. Como refiere Diego Hurtado de Mendoza, “...acordaron que fuese en la fuerza del invierno...., la noche de Navidad, que la gente de todos los pueblos está en la iglesia, solas las casas, y las personas ocupadas en oraciones y sacrificios; cuando descuidados, desarmados, torpes con el frío, suspensos con la devoción, fácilmente podían ser oprimidos de gente atenta, armada, suelta y acostumbradas a asaltos semejantes...” . Previamente, se había hecho correr el rumor por los jefes de la revuelta de que se esperaba un desembarco de turcos el día de Nochebuena para unirse al alzamiento. Varios miles de moriscos (de la Vega y la Alpujarra) entrarían en la capital vestidos con atuendos turcos para hacer creer a la población morisca de la ciudad -poco proclive al levantamiento-, que el éxito de la conjura estaba asegurado y atraerlos así a su causa. El día 23 de diciembre se adelantó el levantamiento en la Alpujarra, donde una partida de monfíes atacó a un grupo de funcionarios de Ugíjar que volvían de Granada. Aquella misma noche otra partida, en connivencia con Fernando El Zaguer, alguacil morisco de Cádiar, emboscó y mató a unos soldados que pernoctaban en las casas del pueblo. Después de esta acción, El Zaguer y uno de los jefes monfíes reunieron a todos los moriscos de los pueblos vecinos y los concentraron en Ugíjar. Los días 24 y 25, partidas de monfíes fueron de pueblo en pueblo extendiendo la rebelión, atacando a los vecinos cristianos y saqueando sus casas y las iglesias.
Los cronistas relatan lo sucedido después: “El mesmo día y en la mesma hora que se alzó Válor, se alzaron los lugares de Yegen y Yátor, en los cuales no fueron menores las crueldades que usaron los enemigos de Dios. Destruyeron y robaron las iglesias y las casas de los cristianos, captiváronlos a todos, y haciéndoles muchos malos tratamientos, vinieron después a darles cruelísima muerte”. "Cuando estalló la rebelión de los Moriscos, había en Ugíjar una Alcaldía Mayor con jurisdicción en toda la tierra alpujarreña. Era entonces Alcalde el licenciado León y Abad mayor el Maestro D. Diego Pérez”. El viernes, la noticia de la matanza de Cádiar, les alarmó y, de repente, todos se hicieron fuerte en la torres de la iglesia y de dos casas cercanas: “Estas tres torres estaban en triángulo, puestas de manera que los de dentro no dejaban asomar á nadie por las calles, que los enclavaban luego con los arcabuces, y tenían mucha munición que tirar, porque les habían traído dos días antes catorce arrobas de pólvora de Málaga, y el alcalde mayor habla repartídola entre los arcabuceros.” .
Los moriscos atacaron de noche. Abrieron la cárcel, destruyeron el archivo judicial local y prendieron fuego a una torre que era de madera, quemándose vivos la mayoría de sus defensores. La otra torre se rindió y se negoció la entrega de la iglesia. Los moriscos pedían a los castellanos que les entregarán sus armas y pagarán un rescate para conducirles hasta Guadix. Pero el alcalde mayor rechazó el acuerdo, insultó a los “moros” y éstos hicieron un gran fuego en la puerta de la torre: los “cristianos” tuvieron que rendirse. Muchos moriscos de otros pueblos habían acudido a la contienda y se maltrató a los castellanos mientras bajaban de la torre con cuerdas. Al día siguiente, cumpliendo con una orden de Farax, gandules y monfíes ejecutaron a todos los presos en el cementerio. “Aben-Humeya que lo supo, y como gran amigo del abad y de otros cristianos de Ugíjar, viendo el peligro en que se hallaban montó a caballo en Válor y corrió aceleradamente a su defensa... Pero cuando llegó todo era tarde, El Abad, seis Canónigos, el Alcalde Mayor y doscientos treinta y dos cristianos más habían muerto degollados... Aben - Humeya lloraba piadosamente”. (Luis del Mármol Carvajal - “Historia del rebelión y castigo de los moriscos del Reino de Granada”).
LA VIRGEN DEL MARTIRIO
Pasado el día de Navidad de 1568, los Moriscos sublevados en Ugíjar, asesinaron al Abad y a los seis Canónigos de la Colegiata, y la imagen de la Virgen del Rosario, venerada en la Iglesia, fue profanada: golpeada con un hacha, atada a la cola de una mula y arrastrada por las calles del pueblo, quemada, utilizada como puente para cruzar una acequia y tras fracasar en todos los intentos para destruirla, fue arrojada a un pozo, en el que 27 años después fue hallada. Cuenta la tradición, que habiendo disminuido el agua del pozo del antiguo barrio del Barbal, próximo a la Fuente del Arca, que antes había sido tan abundante que desde el brocal se tocaba con la mano, entró un peón a limpiarlo y se encontró la imagen y trasiluminarse el pozo, de él surgieron estas palabras: “Martirio es mi nombre, Martirio me llamo“; por eso desde entonces se la conoce como la Virgen del Martirio. El Papa Benedicto XVI en el año 2006, concedió al Santuario de la Virgen del Martirio de Ugíjar un Año Jubilar con motivo del IV Centenario del hallazgo en el pozo de la imagen de la Virgen, también se procedió a la restauración de la talla. El 15 de agosto de 2007, el arzobispo de Granada, monseñor Francisco Javier Martínez Fernández, coronó canónicamente a la imagen de la Virgen del Martirio, patrona de Ugíjar y la Alpujarra desde 1606. La milagrosa imagen, que estrenó un manto de terciopelo bordado con hilo de oro, estuvo situada en su paso de plata. Un acta municipal nos relata el cambio de la advocación de ésta Virgen: “En la villa de Ujíjar de la Alpuxarra en quince días del mes de septiembre de 1606 (...). En este cabildo se trató como en esta villa se tiene devoción con una Ymagen de Nuestra Señora del Martirio que está en la Iglesia mayor de ella la qual estando en esta Santa Iglesia antes del rebelión de este reyno en el, los moros la quitaron del sitio, y lugar donde estava, y con una soga de esparto a la garganta la trajeron arrastrando por las calles, y la echaron en el fuego para quemarla (...). Los moros prosiguiendo en su mal intento la echaron en un pozo donde estuvo quinze, o diez y seis años hasta que en efecto del dicho pozo se sacó sin estar corrupta ni maltratada la madera de la Bendita Ymagen la qual esta villa ha tenido, y tiene por Patrona, y Abogada, y por de mas desta a hecho otros milagros para continuación de la mucha debozion que esta villa y sus vecinos tienen y deseo de benerarla, y pareciendo que aviendola colocado, y puestola en el Altar mayor desta Santa Yglesia y échole todos los años una fiesta con la mayor solemnidad que a sido posible. Por que tan loable costumbre, y cosa tan acepta a los ojos de Dios Nuestro Señor que se honre, y sirva a su Bendita Madre no se pierda. Acordaron por si, y en nombre de toda esta villa a los del Concejo que la dicha fiesta se vote para que se cumpla (...) y prometieron a Dios Nuestro Señor y a su Bendita Madre que en cada año para agora, é para siempre jamás (...) se ha de hazer la fiesta de Nuestra Señora el primer lunes de octubre de cada año sin que se difiera ni deje pasar por ninguna causa”.
Datos de la etapa:
Itinerario: Cádiar – Mirador del Barranco de Pedro Conde – El Atajillo - Rambla de Yátor – Yátor – Mirador de la Cruz – Montenegro – Corral de la Cruz – Sendero SL-A206 – Barranco del Prado – Cañada Real del Camino de Yegen – Cañada Real de la Umbría del Cerrón a la Loma del Pintor – Rambla de Carlonca – Sendero del Amor – Río de Válor – Ugíjar.
Recorrido: Lineal, 19,7 kms.
Dificultad: Esta ruta necesita de cierta preparación física Media/alta; por las características y por la dificultad del terreno es Dura, por lo que en su conjunto la podemos catalogar de Difícil. El índice IBP es 80. Ver más datos IBPaquí>>>
Tiempo en movimiento: 5 h 42 min
Acumulado: 601 m subiendo; 869 m bajando.
Media en movimiento: 3,6 kms/h
Descripción:
La Fuente del Vino goteaba agua, a la espera de mejores tiempos. El reloj de la torre de la Iglesia de Santa Ana, daba sus campanadas a modo de saludo cuando tomábamos la Calle Real que nos condujo hasta la Plaza de España, lugar donde se encuentra el Ayuntamiento delMunicipio de Cádiar. Una fuente en dicha plaza, de agua fresca y cantarina, nos avisa de su presencia y nos puso el primer trago en la garganta, animándonos a rellenar de renovada agua nuestras cantimploras. Las golondrinas revoloteaban saludando el nuevo día y unos solitarios y adormecidos cadienses, cadiarenses, cadiereños o pavicos, nos saludan desde la puerta del bar, punto de encuentro para arrancar la jornada. La Confitería Servando mantiene sus puertas cerradas, dada la prontitud de la hora, lo que no evita que echemos un goloso vistazo a su escaparate repleto de dulces moriscos típicos.
Salimos de la plaza, desembocando en la calle Pedro Antonio de Alarcón, pasando junto al Centro de Salud, el Parque de Cádiar (con su gran monumento a la uva) y la parada del autobús. Unos 50 metros más adelante, dejamos la Avenida de Andalucía, para desviarnos a la izquierda por la calle Los Martínez, donde tras pasar junto a una casa con piedras de molino en su entrada, dejamos su casco urbano y tomamos un carril, primero cementado y luego de tierra que sube, serpenteando, hasta el Mirador del Barranco de Pedro Conde. Se trata de una antigua era, ahora reconvertida en mirador, que cuenta con barandilla de madera y bancos para disfrutar del paisaje. También hay un conjunto de antenas de telefonía, signo de los tiempos: a los que no se puede renunciar. Mirando al frente, Cádiar nos ofrece sus mejores galas, a modo de despedida. A la derecha, asentados en la ladera de los Cerros del Peñón (2.754 metros) y del Gallo (2.919 metros), vemos los blancos caseríos de Alcútar y de Los Bérchules.
Continuamos subiendo por carril de tierra que en ocasiones se queda semiperdido o convertido en sendero por medio de un olivar, luego baja bruscamente dirección sureste, para dejar de ser sendero y convertirse en antiguo carril abandonado que va paralelo a la carretera, hasta llegar primero a la carretera A-4127, que conecta con Alcútar y los Bérchules. Giramos a la derecha para volver a cruzar con la debida precaución la nueva carretera comarcal A-348 (de Lanjarón a Almería, por Ugíjar), quedándonos a su derecha dirección a Ugíjar.
Nos disponemos ahora a conectar con la Rambla de Yátor, comenzando a caminar por un carril que se inicia por la zona en la que estaba el antiguo vertedero, hoy en día sellado, girando a la izquierda y por un carril que sigue la cuerda del paraje conocido como El Atajillo.Todo este tramo nos obsequia con hermosas panorámicas, ya que a nuestra derecha se encuentra la vertiente y ladera norte del Cerrajón de Murtas, mientras que a la izquierda vamos bordeando la Rambla de Yator a los pies de la ladera sur de Sierra Nevada, salpicada de un hilo formado con los diferentes pueblos de la Alpujarra alta.
Terminado el caminar por la cresta de El Atajillo, giramos zigzagueando a la izquierda descendiendo fuertemente entre monte bajo y olivos hasta el amplio espacio, que es la Rambla de Yátor, por la que ahora es una gozada caminar. Finalmente dejamos el cauce arenoso de la rambla de Yátor, desviándonos a la izquierda y dirigiéndonos hacia el trazado de la carretera comarcal A-348. Cruzamos bajo su asfalto, por un ancho tubo de desagüe que nos lleva hasta la otra cuneta de la carretera. Caminamos un corto trecho, por ella y, poco después, nos incorporamos al camino asfaltado que cómodamente nos conduce hasta el casco urbano de la localidad de Yátor.
Poco a poco nos vamos sumergiendo en él: primero pasamos casas nuevas, todas ellas, con sus porches cargados de macetas, higueras y las omnipresentes parras; una gran alberca que acumula agua para el riego; un puente que supera el río de Yátor, pasando por un corredor verde de higueras y otros árboles que ponen un marco perfecto al entorno en el que se encuentra el viejo cementerio abandonado. Unos metros más adelante, nos encontramos con su amplia plaza, donde se encuentran: la iglesia de San Sebastián, en el centro, una cooperativa de aceite a un lado y unos plataneros gigantes, casas de antiguo trazado, un tinao, gatos adormecidos y una gran fuente de tres caños, adornada de mosaico andalusí y presidida por un bonito azulejo de la Inmaculada (que nos da la Bienvenida a Yátor). Es un buen lugar para tomarse un respiro y disfrutar de un ambiente relajado de auténtica Alpujarra.
Sentados en el poyo de la fuente vemos una señal que indica Arco Romano, construcción hacia la que nos dirigimos. Se trata de un arco-acueducto con una acequia en su parte superior, que creemos más de origen medieval y morisco. A partir de este punto, iniciamos un callejeo por el corazón de Yátor, disfrutando de calles estrechas, tinaos, plazas diminutas, macetas en las fachadas, parras que crecen desde el suelo y suben hasta alturas insospechadas, pilistras inmensas, llamativas buganvillas, etc…, y sobre todo, podemos sentir el calor y el afecto de sus gentes, esos yateros y yateras, que no dudan en abrirnos sus casas para enseñarnos esos primorosos y arcaicos detalles que guardan como auténticos tesoros. Vamos saliendo del pueblo dirección oeste y hacia el cementerio nuevo, para tomar un callejón serpenteante que sube en dura pendiente hasta el Mirador de la Cruz, un lugar perfecto para contemplar, en conjunto, la blancura resplandeciente de las casas de Yátor.
Un antiguo vecino, del cercano pueblo de Yegen (Gerald Brenan) nos dejó, hace casi un siglo, sus impresiones sobre éste lugar: “La aldea de Yátor, es un lugar pequeño y miserable, situado a la orilla de un ancho río arenoso. Es una aldea minera cuyos hombres pasan once meses del año en las minas de plomo de Linares, mientras sus mujeres e hijos, se quedan para cultivar las parcelas de tierra. Estas mujeres son famosas por su belleza y por su libertad, y un chiste de los alrededores decía que el cura más feliz de la Alpujarra era el cura párroco de Yátor, que tantas mujeres hermosas tenía a su disposición”. Mientras que nuestro incansable viajero,Pedro Antonio de Alarcón (hace como dos siglos), nos dice: “Alegre y pintoresco pueblecillo, todavía perteneciente al valle más que a la montaña. Lugar de 717 almas, situado a orillas de su impetuoso río”.
Enlazamos con el antiguo camino de Yátor a Yegen, ahora con piso de hormigón rallado. Poco después, dejamos el término municipal de Cádiar y entramos en el deAlpujarra de la Sierra.
Toca ahora subir sin descanso por las pronunciadas y empinadas rampas que tiene el camino que se dirige hasta el pequeño conjunto de casas que forma el núcleo de Montenegro, un lugar sorprendente, que tiene una ermita y entorno construido comunitariamente por los pocos vecinos que allí habitan. La ermita dispone de una fuente de agua fresca que bien agradecen los seguidores de las huellas de Boabdil. En el lateral izquierdo de la ermita, hay una placa de cerámica que habla del pasado de Montenegro, lugar en el que habitó el último rey de la Alpujarra,Aben Aboo.
Salimos de Montenegro escoltados por una pareja de gatitos que se han encariñado con nosotros y se resisten a abandonarnos. Seguimos ahora un carril dirección noreste, en bastante buen estado y que sube sin parar, con cuestas en algún momento bastante considerables.
La Alpujarra es tierra de Leyendas… : se cuenta, que algunos pastores de la Sierra han visto, al caer la tarde, sobre los altos riscos de la montaña, la figura de un jinete a caballo vestido de manera extraña y, otras veces, galopando por la Sierra más rápido que el viento… también se cuenta, que poco más abajo de la aldea de Yegen, en el sendero de mulas que llevaba a Yátor, había un manantial que alimentaba un diminuto estanque de agua tibia, conocido como el Baño de las Mujeres… la tradición decía que había sido utilizado para ése propósito durante la época mora,..
Tras vadear el manantial del Arroyo del Judío, seguimos subiendo hasta llegar a las inmediaciones del cementerio de Yegen. Frente a la parada (de obra) del cementerio, encontramos el indicador del sendero local SL-A 206 que seguiremos, a partir de ahora, hasta Ugíjar.
La Acequia Quintanilla, nos acompaña, unas veces a la vista, otras soterrada. Bajamos, continuamente: por el Barranco del Prado, por la Cañada Real del Camino de Yegen y también por la Cañada Real de la Umbría del Cerrón a la Loma del Pintor.
El paisaje es asombroso, en el que los pueblos de la Alpujarra Alta como Válor, Mecina Alfahar, Mairena y Laroles, aparecen como telón de fondo al norte, mientras que a nuestros pies un paisaje árido, muy erosionado y de formas caprichosas, (bad lands), nos parece trasladar a otro mundo. Es un tramo que precisa de detenerse, volver la mirada hacia atrás y pararse a respirar para disfrutar del aéreo espectáculo que se muestra ante nuestros ojos.
Gerald Brenan nos dice sobre la formación geológica del lugar: “Al parecer, durante el Cuaternario, la gran oquedad situada entre Sierra Nevada y la cordillera costera estuvo ocupada por un lago. Las lluvias arrastraron las calizas triásicas y las margas rojas que cubrían las primeras estribaciones de estas montañas, hasta depositarlas en el fondo del lago, a una profundidad de más de cien metros. Posteriormente, el caudal del lago se abrió camino hacia el mar, y la fuerza de los torrentes originó profundas cárcavas en su lecho seco. Pero el suelo de este lecho -una fina arena arcillosa- tenía la particularidad de que, a pesar de que se desintegra fácilmente con el agua, sus granos eran tan cohesivos que permitían la formación de farallones perpendiculares e incluso arqueados, que alcanzaban una altura de algún centenar de metros. De manera que las cárcavas excavadas en el que ahora era un terreno ondulado y profundo, tenían paredes escarpadas, frecuentemente esculpidas y acanaladas por el agua en formas muy curiosas”.
La bajada contínua, pone a prueba nuestros músculos y articulaciones, llegando finalmente hasta la Rambla de Carlonca, junto a las ruinas del Cortijo de Santa Engracia, donde hacemos un corto receso, para partir y probar un par de almendras, y catalogar sus higueras… con higos de calabacilla, muy buenos…
La Rambla de Carlonca está hoy bordeada de grandes invernaderos. Cruzamos la rambla y toca subir de nuevo, por la Cuesta del Molino, hasta dar vista a Ugíjar, que cada vez tenemos más cerca.
Llegados a un cruce, giramos a la derecha sin dejar el SL-A206 y la curiosaSenda del Amor, que, en sendero encajonado, por el barranco del Diablo, pasando por curiosas formaciones rocosas, entre las que destaca la caprichosaMuela de Ugíjar, y que finalmente nos llevará hasta el cauce del río de Válor, que habremos de vadear, entre espesos cañaverales, para finalmente acceder hasta laPlaza de la Iglesia de la Virgen del Martirio en la que se encuentra también un bonito parque y lo que es mejor: la Fuente de la Estrella, la mayor recompensa para quitar el polvo a la reseca garganta del caminante. Aquí damos por terminada la etapa, ya que estamos en Ugíjar, la capital de la Alpujarra.